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En medio de una escalada de precios generalizada, para la cual las respuestas oficiales de los gobiernos no escapan a un par de fórmulas muy poco eficaces en la práctica, orientar el consumo de carne hacia opciones como el pescado de río se vuelve cada vez más complicado, por la escasez y los altos costos actuales.
La coyuntura no ayuda. La inminente llegada de la Semana Santa y la histórica bajante del río Paraná constituyen dos elementos clave para entender por qué, en plena celebración religiosa, el kilo de pescado podría superar incluso los 1500 pesos.
PRECIOS POR LAS NUBES
En rigor, la situación no es del todo nueva. Hace algo más de un mes, este matutino reveló que el precio de los pescados de río, paradójicamente teniendo al Paraná bañando las costas provinciales, eran en el circuito formal casi 50% superior al de los que se obtienen en el mar.
La causa principal de esta situación es la histórica bajante de los ríos, que hasta ahora no se ha revertido, más allá de alguna mejora circunstancial en los caudales.
A esto se suma la llegada de la Semana Santa, celebración que, históricamente, genera un pico de demanda de carnes alternativas a la vacuna.
Por estas horas, el valor del kilo de surubí, una de las especies más buscadas, asciende a 1400 pesos, en las pescaderías más tradicionales de la ciudad; mientras que las demás variantes prácticamente están afuera de la oferta. Con algo de fortuna, se puede conseguir sábalo, que es más asequible pero menos elegido por las familias.
ESCASEZ
En el barrio San Pedro Pescador, uno de los lugares clave para la fecha, el escenario es similar. Una recorrida realizada por NORTE permitió comprobar la dificultad que existe entre los vendedores locales para hacerse de stock en estos tiempos de río bajo.
Al igual que en el circuito formal, solo se consigue con cierta facilidad el surubí, a un precio promedio de 1000 pesos por kilo. Las estimaciones coinciden en que es muy probable que haya un repunte de 40% en las horas previas a la celebración religiosa, con lo cual, los valores podrían superar los 1500 pesos por kilo.
El dorado, por estas horas, no tiene precio de referencia, por las dificultades que existen para conseguirlo tanto en el circuito formal como en el informal.
En tanto, por el resto de las especies, como pacú o manguruyú, lo que se pide está muy vinculado con la disponibilidad y eso hace que no exista una referencia muy concreta.
“De 30 o 40 piezas que conseguíamos en promedio por día, hoy no tenemos ninguna, salvo algunas excepciones, cuando el río crece un poquito”, relató ante este matutino una vendedora del barrio costero.
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